La ironía es a mi parecer una de las formas más recurrentes que tiene la vida para mostrarnos cuan contradictorios somos.
O tal vez, como especie, la ironía es parte básica de nuestra configuración, esto es palpable en nuestras actitudes, particularmente para este texto, negativas: nuestro egoísmo, nuestra cerrada mente para ver aquello que va más allá de nuestros x kilómetros de visión, en algunos casos, no más allá de nuestros ombligos.
Luego de tan abstracta introducción, procedo a centrarme en el tema del pasaporte, de lo que implica ser ciudadano, habitante, específicamente sobre sus clases o castas.
Consideremos que la sociedad se divide en, llamémoslas, castas, o como las llama Bauman, clases y tales clases, a mi parecer, tienen niveles indeterminados, es decir hay n lo que implica que siempre puede haber un n+1 (siempre se puede aumentar la jerarquía).
Empecemos en lo que podría decirse el nivel más bajo (o al menos uno de los más bajos que podamos concebir), desde los refugiados; aquellas personas que migran no por un tema económico, si no por ser de vida o muerte. Personas que no pueden regresar y que tal vez nunca quisieron salir, aunque su vida fuera precaria. Quienes al llegar a una frontera ya no tienen tierra de origen y menos de destino, solo tienen, o existen, en un limbo, entre rejas que no los autoriza salir, como sí criminales fuesen.
Los habitantes jerárquicamente arriba de ellos y ajenos a esa realidad alzan las voces para exigir que los traten con dignidad y se los reconozca como ciudadanos y habitantes.
Seamos honestos, más allá de palabras, no hay nada más.
Aquellos excluidos, serán eso, parías probablemente el resto de sus vidas.
Niveles arriba - y por familiaridad y cercanía hablaré de Latinoamérica - están los individuos que por tratados (imposiciones?) políticas, económicas y sociales deben pedir permiso para ingresar a otro territorio, usualmente en posición superior.
En tales circunstancias, al pedir permiso, se está sujeto a un NO porque el permiso se da en base a ciertos requisitos que deben cumplirse, algunos, la mayoría objetivos, los menos que hay, subjetivos.
Se muy bien que todos los territorios reclaman un permiso/pasaporte/visa que autorice a su portador a entrar en dicho territorio, pero tales imposiciones se dan cuando hay un desnivel de poder y rara vez un país en posición inferior a otro exigirá un permiso de entrada.
Subamos la escalera y situémonos en los países con restricciones casi nulas o nulas y centrémonos en sus individuos. Más allá de si son agradables, cultos o no como sociedad, sus territorios se piensan - y piensan al resto - como se piensan a si mismo, actúan sobre los otros como quien cree que su atención, por ser el sujeto superior, es benevolente y loable.
Esto, descrito a niveles territoriales se replica a nivel interior, salvando diferencias, los estratos sociales, la estructura de castas se muestran y las vivimos dentro de nuestros propios países.
Esta escueta descripción tiene como objetivo poner en relieve una ironía que a mi parecer es la más relevante en la actualidad y tal vez la que más vemos pero no queremos observar, pensar y actuar sobre ella.
Me centro en Europa (epicentro mediático de la crisis del covid); la gente grita que el pasaporte sanitario es CONTROL y ojo, estoy de acuerdo con eso, es un método de control (sanitario pero control al fin).
Si esa gente se detuviera a pensar, no razonaría que así como están de acuerdo que no cualquiera entre en su territorio (razones les sobra para justificar tal postura) es razonable que cualquiera que pueda afectar la salud de todos, en dicho territorio, sea controlado?
Es más descartemos el argumento territorial y la postura de control sanitario en favor de la salud de la mayoría y no de pocos, mantiene su validez y su racionalidad, pero su egoísmo, su forma de ver el mundo no más allá de su metro cuadrado los lleva a exigir su libertad a costa de la libertad y la salud de sus prójimos y esa exigencia cada vez más violenta no se detiene a pensar en los otros porque irónicamente ellos que creen velar por todos no quieren ver que realmente velan solo por ellos mismos y sus privilegios.