A tus espaldas, virgen alada con mirada esquiva que bendice al norte e ignora al sur, que soberbia te eriges sobre esta hermosa ciudad de la cual tu eres el rostro, esa representación de “dios”.
Hoy pude ver por fin está genial película que narra la vida de un chico del sur que tiene que disfrazar su identidad para poder sobrevivir en el norte de Quito, es probable que para muchas personas esto no sea más que un absurdo pero para los que nacimos y vivimos en esta ciudad, este comportamiento es algo del día a día.
Quito es una ciudad impresionante con gente extraña, de todos los tipos, tenemos conservadores, liberales, anárquicos, relajados, desquiciados, pero algo que nos caracteriza nos guste o no aceptarlo es que somos hipócritas, somos una cultura que prejuzga - no digo todos, pero si la gran mayoría; tal vez seamos una de las culturas más clasistas que existen. Y sin embargo somos maravillosos, mágicos a cierto nivel, negamos nuestra realidad, la disfrazamos y aceptamos el disfraz del otro; es muy probable que aquellos marginales seamos los que menos disfraces usamos ;o)
Pero regresemos a la película, fotografía espectacular, puesta en escena, manejo de cámara, guión… simplemente soberbia, tan grandiosa como su personaje principal, ese ángel que se eleva por encima de todas las edificaciones para recordarnos que, como dice Jordy, el personaje de la película:
ella ubico al norte a los ricos y encerró en el sur a los pobres, intentando que no nos mezclemos, que no nos miremos