Todos queremos no solo el derecho, sino la atribución de todo lo que queramos

Es una de las expresiones que caracterizan nuestros tiempos, todos queremos poder decir que sentimos con igual intensidad situaciones o emociones que otras personas tienen. A veces no nos interesa la experiencia o el evento en sí, lo que nos atrae es el sentimiento que al parecer produce en esas otras personas.

y que hacemos?

La trasladamos a algo que nos gusté hacer y declaramos sentir igual y entender ese sentimiento descrito por las otras personas en aquellas experiencias que no nos interesan.

Se puede buscar símiles o analogías, pero tratar de hacer una traducción literal de un sentimiento es donde creo que estamos exagerando como sociedad y todo esto apoyado por ese estilo de vida politicamente correcto y excesivamente positivista que está tan de moda.

El problema con eso es que en lugar de escuchar se vuelven intolerantes y declaran intolerante a aquel que les lleva la contra y usan el escudo de “inclusión” (cualquiera que esta sea) para justificar su intolerancia y su falta de criterio al momento de decir ese tipo de incongruencias.

Un ejemplo que me llama mucho la atención y he dado muchas vueltas alrededor de ese tema es

Las mascotas/hijos.

Aquellos que plantean ser madres o padres de sus mascotas lo hacen bajo el escudo de ...

Son mis hijos y los siento así

Frente a posibles argumentaciones, incluyendo la separación de especies, estoy muy consciente que ser padre o madre no necesariamente implica que el hijo es genéticamente de él o ella. Lo que si implica la paternidad es la crianza y entrega de ciertas habilidades a ese hijo para que aquel continué su camino. Lo voy a poner más claro:

Ser padre implica saber desde el primer momento que ese ser que te causa tanta ternura y despierta tanto amor se va a ir, te va a decir adios, “me voy a vivir”.

Una mascota no tiene esa característica (o debería llamarle ese derecho), una mascota nos pertenece hasta su caducidad (i.e. muerte natural, se escapa y le pisa el auto o se pierde o lo regalamos) no lo dejamos ir, y aunque quisiera irse no le dejaríamos.