El planteamiento moral y filosófico de Westworld es algo a lo que vale la pena prestar atención.

Este es un posible planteamiento sobre el nivel de perversidad que podría alcanzar la especie humana.

Hemos logrado crear existencia (no uso el término vida a propósito) a nuestra imagen, no a nuestra semejanza (ese el motivo por el que no uso vida), las máquinas representan nuestro pináculo evolutivo y en el proceso de convertirnos en dioses nos hemos insensibilizado hacia la existencia de nuestras creaciones (¿no es lo que caracteriza a todo Dios?) y hacia nuestra propia existencia y en el proceso, nuestras perversiones se han incrementado.

¿Cómo ocurre esto en la distopia de Westworld?

Lo primero es que como especie descartamos la idea de poder crear un ente artificial capaz de pensarse y pensar su entorno, capaz de imaginarse un futuro (por favor lean esto). Este detalle es una especie de causa/efecto de la insensibilización.

Causa porque si descartamos la idea de una vida sintética (para evitar el conflicto que los conceptos vida y artificial conllevan al estar juntos) podemos objetivizar a ese ente y un objeto es eso, solo un objeto.

Efecto porque si objetivizamos algo es más fácil crear preconcepciones y así bloqueamos la idea de que pueda ser algo más que un objeto.

Este comportamiento es muy característico de nosotros como especie, grandes ejemplos de esto incluyen la homofobia, el sexismo, racismo, etc.

En segundo lugar esta la alienación del otro volviendolo receptáculo de nuestras emociones, las más sublimes y las más vulgares, removiendo toda empatía hacia su existencia.

Es un objeto, no necesita nuestra empatía. Puedo hacer uso de ese objeto como a mi me plazca. Pero si dañamos o rompemos nuestros objetos no podremos volver a jugar con ellos. :(

A menos que podamos reanimarlosvolverlos a la vida y así nos convertimos en dioses y podemos jugar con nuestras creaciones: torturando y alegrando su existencia, haciendoles reír y llorar una y otra y otra vez.

No vayamos al futuro y planteemos esa perversión en la actualidad: quien tiene poder determina el rumbo de aquellos a quienes puede dominar, una y otra y otra vez.