Crecer es aprender de errores y aciertos, es aceptar quien eres, es entender que la vida no es sencilla quien quiera que seas y que a pesar de todo, y de nada, todo sigue.

Crecer es saber que no eres imprescindible pero que para algunos, los pocos, eres esencial.

Es comprender que tal vez no fue bueno pero fue lo mejor*

Y tal vez tarde o antes de lo esperado aprendemos que lo importante y tal vez lo más doloroso no es la caída, es levantarse, limpiarse el polvo del piso y si es necesario, curarse antes de volver a caminar.

Cada uno tiene su propio camino de dolor, para algunos es un desierto, para otros es una caída sin fin; pero si entendemos que el tiempo también es de cada uno, es más fácil recorrer ese camino ya sea para encontrar la puerta de salida o para caminarlo hasta que la extenuación y el aburrimiento nos lleve a decir

basta, arrancamos para otro lado

Crecer es observar, es escuchar atento y consciente de los colores, la música, la vida que ocurre alrededor y reconocer que somos parte activa lo queramos o no.

Crecer es lanzar ganchos, es darse contra el aire, es aceptar que en invierno las gaviotas se retiran del mar y que sin embargo tu te quedas porque lo relevante no es el mar, es lo que ocurre en él.

Crecer es aceptar donde estás y apostar hacia donde quieres llegar.